
Descubre cómo Carmen recuperó 12 horas semanales automatizando su gestoría, y cómo tú también puedes liberarte de las tareas repetitivas.
Hace un par de meses, Carmen, de una gestoría en Coín, vino a verme completamente agobiada. "Juan José, ya no doy abasto. Paso el día entero contestando emails, haciendo las mismas facturas una y otra vez, y no tengo tiempo para nada importante. Mis clientes empiezan a quejarse porque tardo en responder", me decía casi al borde del llanto.
Le expliqué que no era la primera en contarme esa historia. De hecho, le conté que el empleado promedio pierde 2.5 horas diarias en tareas que podrían automatizarse. Eso son más de 12 horas semanales que se van al traste haciendo lo mismo una y otra vez. Tres meses después, Carmen me llamaba eufórica: "He recuperado mi vida. Ahora tengo tiempo para hacer crecer el negocio en lugar de estar apagando fuegos". ¿Cómo lo hizo? Con automatización.
Lo que realmente te está robando el tiempo (y cómo recuperarlo)
Después de 20 años viendo cómo trabajan las empresas, puedo asegurarte que hay tres grandes ladrones de tiempo que están arruinando tu productividad. Y lo peor es que la mayoría de la gente los ve como "parte del trabajo" cuando en realidad se pueden eliminar casi por completo.
El primero es el email. Miguel, que tiene un taller mecánico en Marbella, me contaba que pasa hasta 3 horas diarias contestando emails. "Los clientes me preguntan lo mismo: horarios, precios, si tengo cita libre el jueves...". Ahora tiene un sistema que responde automáticamente a las consultas más frecuentes y le filtra solo los emails que realmente necesitan su atención personal. Resultado: ha pasado de 3 horas a 30 minutos diarios gestionando el correo.
Luego está toda la parte administrativa: facturas, presupuestos, recordatorios de pago, informes... Francisco, de una empresa de construcción en Monda, me decía que se pasaba dos días enteros al mes haciendo facturas. "Y siempre se me olvida algún dato, tengo que volver a empezar, es un infierno". Ahora el sistema le genera las facturas automáticamente desde los pedidos, calcula los impuestos, las envía por email y hasta gestiona los recordatorios de pago. Francisco me decía la semana pasada: "Lo que antes me llevaba dos días, ahora son dos horas al mes".
Y no me olvido del marketing y las redes sociales. Amparo, que tiene una tienda de alimentación ecológica, me confesaba que no publicaba en redes porque no tenía tiempo. "Cuando llego a casa ya estoy molida, y los fines de semana quiero descansar". Ahora tiene todo programado: las publicaciones se hacen solas, los clientes reciben emails personalizados según lo que compran, y hasta tiene un chatbot que contesta las preguntas básicas cuando la tienda está cerrada. Sus ventas han subido un 40% este año.
Empezar sin gastarse un euro (porque sí, se puede)
Una de las cosas que más me gusta contar a mis clientes es que no necesitas ser una multinacional para automatizar tu negocio. De hecho, puedes empezar ahora mismo sin gastarte ni un euro.
Marta, que tiene un despacho de abogados, empezó usando Google Forms para capturar consultas de la web. Antes, los clientes llamaban o enviaban emails con los datos de cualquier manera, y ella tenía que estar preguntando una y otra vez lo mismo. Ahora el formulario les pide exactamente la información que necesita, se guarda automáticamente en una hoja de cálculo, y hasta le envía una notificación al móvil cuando entra una consulta nueva. Tiempo invertido en configurarlo: 2 horas. Tiempo ahorrado cada semana: 6 horas.
Carlos, que tiene una empresa de fontanería en Fuengirola, descubrió IFTTT (If This Then That). Es una herramienta gratuita que conecta aplicaciones entre sí. Ahora, cuando un cliente rellena el formulario de presupuesto en su web, automáticamente se crea una tarea en su lista de pendientes, se añade el contacto a su base de datos, y se envía un email de confirmación al cliente. "Es como tener un asistente que no descansa nunca", me decía.
Y para el email marketing, Mailchimp tiene una versión gratuita que es perfecta para empezar. Lucía, que tiene una peluquería canina, manda automáticamente recordatorios de cita a sus clientes, promociones especiales en navidades, y felicitaciones de cumpleaños a las mascotas. "Mis clientes se quedan encantados con el detalle, y yo no tengo que acordarme de nada", me contaba.
Cuando decides invertir un poco más (y cómo se paga solo)
Si puedes permitirte invertir entre 50 y 200 euros al mes, las posibilidades se multiplican exponencialmente. Te hablo de herramientas que van a revolucionar tu forma de trabajar.
Zapier, por ejemplo, por unos 19 euros al mes te permite conectar prácticamente cualquier aplicación con cualquier otra. Antonio, que tiene una tienda de deportes, lo usa para que cuando alguien compra online, automáticamente se actualice el stock, se envíe la factura, se cree la etiqueta de envío, y se añada el cliente a una campaña de email con productos relacionados. "Antes tardaba 20 minutos en procesar cada pedido. Ahora tardo 2 minutos, y la mayoría del tiempo es para empaquetar", me explicaba.
ActiveCampaign es una pasada para automatizar el marketing. Rosa, de una agencia inmobiliaria, lo tiene configurado para que cuando alguien mira una propiedad en su web, automáticamente reciba una serie de emails con propiedades similares, información del barrio, y consejos para comprar una casa. "He pasado de cerrar 2-3 ventas al mes a 8-10, sin aumentar las horas de trabajo", me contaba orgullosa.
Monday.com es genial para gestionar proyectos y tareas. Óscar, de una empresa de reformas, tiene automatizado todo el flujo de trabajo: desde que entra un presupuesto hasta que se termina la obra. El sistema asigna automáticamente las tareas a cada operario según su especialidad y disponibilidad, envía recordatorios, y hasta genera informes de progreso para los clientes. "Mis clientes están encantados porque siempre saben en qué estado está su obra".
La historia de éxito que más me gusta contar
Deja que te cuente el caso de Elena, que tiene una tienda online de moda. Cuando vino a verme, estaba completamente saturada. Tenía que responder emails, procesar pedidos, actualizar el stock, publicar en redes sociales, hacer campañas de marketing... "No doy abasto, y además cometo errores porque voy siempre con prisa", me decía.
Le diseñamos un sistema completo de automatización. Cuando alguien visita su web y mira un producto pero no lo compra, automáticamente recibe un email recordatorio a las 2 horas con un pequeño descuento. Si compra, se procesa el pedido automáticamente, se envía la confirmación, se actualiza el stock, y se programa una serie de emails de seguimiento con productos relacionados.
Pero ahí no termina la cosa. Los clientes que compran reciben automáticamente un email pidiendo valoración del producto. Las valoraciones positivas se publican automáticamente en la web y en Google. Y si detecta una valoración negativa, le envía una alerta a Elena para que pueda contactar personalmente con el cliente y solucionarlo antes de que se haga público.
El resultado después de 6 meses: las ventas han subido un 180%, tiene un 92% de valoraciones positivas, y trabaja 3 horas menos al día. "Ahora puedo enfocarme en buscar nuevos productos y hacer crecer el negocio, en lugar de estar todo el día apagando fuegos", me decía la semana pasada con una sonrisa enorme.
Los errores que he visto cometer mil veces (y cómo evitarlos)
Después de tantos años implementando automatizaciones, he visto los mismos errores una y otra vez. El más grave es intentar automatizar un proceso que ya funciona mal. Es como ponerle turbo a un coche averiado: vas a ir más rápido, pero en la dirección equivocada.
Rubén, de una empresa de transporte, quiso automatizar su sistema de presupuestos. El problema es que su proceso manual era un desastre: no tenía claro qué datos necesitaba, cómo calcular los precios, quién debía aprobar cada presupuesto... Automatizamos el caos, y el resultado fue un caos automatizado. Tuvimos que parar, arreglar primero el proceso manualmente, y luego sí automatizarlo. Ahora funciona perfectamente.
Otro error típico es automatizar demasiado y perder el toque humano. Manolo, que tiene un restaurante, automatizó tanto la atención al cliente que los comensales se sentían como si estuvieran tratando con robots. Tuvimos que encontrar el equilibrio perfecto: automatizar lo repetitivo (reservas, pedidos a domicilio, recordatorios), pero mantener la atención personal en el restaurante.
Y luego están los que eligen herramientas bonitas pero que no se integran con nada. Patricia, de una clínica dental, se emocionó con una aplicación preciosa para gestionar citas. El problema es que no se conectaba con su sistema de facturación, ni con su base de datos de pacientes, ni con su email. Resultaba que tenía que introducir todos los datos a mano en tres sitios diferentes. Más trabajo que antes. La lección: antes de elegir cualquier herramienta, asegúrate de que se integra bien con lo que ya tienes.
Por dónde empezar mañana mismo
Mira, después de todos estos años, he aprendido que la clave está en no intentar automatizar todo de golpe. Es mejor empezar poco a poco, con algo sencillo que te dé confianza y te permita ver resultados rápido.
Mi consejo es que elijas una tarea que hagas más de tres veces por semana y que sea siempre igual. Por ejemplo, enviar presupuestos, recordar citas a los clientes, o publicar en redes sociales. Algo que te resulte un poco aburrido o repetitivo. Esa es tu primera candidata para automatizar.
Luego busca una herramienta gratuita que pueda hacerlo. No te compliques con opciones que tengan mil funciones. Busca algo simple que haga exactamente lo que necesitas. Dedica una tarde a configurarlo. Y cuando lo tengas funcionando, mide cuánto tiempo te ahorra durante una semana.
Te garantizo que cuando veas que una tarea que te llevaba una hora ahora se hace sola en dos minutos, vas a querer automatizar todo lo demás. Es adictivo, pero en el buen sentido.
Lo que he aprendido después de cientos de automatizaciones
Hay algo que siempre les digo a mis clientes cuando empezamos un proyecto de automatización: esto no es solo sobre tecnología. Es sobre recuperar tu tiempo y tu tranquilidad mental. Es sobre poder enfocarte en lo que realmente importa de tu negocio en lugar de estar todo el día haciendo tareas que una máquina puede hacer mejor que tú.
Manuel, que tiene una empresa de climatización, me decía hace poco: "Juan José, yo antes llegaba a casa agotado, sin ganas de nada. Ahora salgo de trabajar con energía para estar con mi familia. Y además, el negocio va mejor que nunca porque tengo tiempo para pensar en cómo mejorarlo". Eso es lo que realmente me motiva de este trabajo.
La automatización no es el futuro, es el presente. Las empresas que no la adopten ahora van a quedarse atrás irremediablemente. Pero la buena noticia es que empezar es más fácil de lo que piensas, y los resultados se ven desde el primer día.
Si quieres que te ayudemos a identificar qué procesos de tu negocio se pueden automatizar y cómo hacerlo, ya sabes dónde encontrarnos. En WEBCOMUNICA llevamos años ayudando a empresas como la tuya a recuperar su tiempo y hacer crecer su negocio. Después de ver los resultados de Carmen, Miguel, Francisco y todos los demás, puedo asegurarte que merece la pena.